Estábamos en Croacia, de vuelta a Zadar y los niños tenían hambre. En la carretera había muchos carteles que indicaban Bosnia. En realidad la primera ciudad bosnia estaba más cerca que la más cercana en Croacia. ¿Salimos de la U.E. para comer un bocadillo? Era una tontería, pero fascinante al mismo tiempo. Sacamos los pasaportes, pasamos la frontera y después de 10 km llegamos a la primera ciudad bosnia, justo enfrente de la frontera con Croacia. Encontramos un pequeño café junto al mar y comimos un sencillo pero sabroso bocadillo. De golpe nos dimos cuenta de que en Bosnia no se utiliza el euro, se utiliza otra moneda, y hubo un momento de pánico por si podiamos seguir pagando en euros. Los bocadillos bosnios eran enormes y muy sabrosos, y pensamos en llevárnoslos al otro lado de la frontera para comerlos más tarde. Cuando volvimos a cruzar la frontera, vimos carteles que prohibían llevar bocadillos y salchichas. No sabíamos nada de esto. La próxima vez lo haremos mejor.